La enorme riqueza artesanal de La Chamba que abarca: cacerolas, vasijas, platos, pocillos, bandejas, ollas, floreros y diferentes representaciones de la vida campesina (marranitos, burros, gallinas) y vajillas que imitan formas precolombinas, utiliza dos colores tradicionales: rojo y negro.
De todas formas, en La Chamba se producen tres clases de cerámica:
- la rústica, sin el recubrimiento de la greda roja, que es la más económica y abastece el mercado local;
- a de color rojo vivo o rojo indio, sin el ahumado, cuyo color se debe al óxido de hierro presente en la arcilla;
- la negra que es el resultado del ahumado al que se someten las piezas al contacto con el ácido clorhídrico que se encuentra en el estiércol.
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