La vida cotidiana de los habitantes de La Chamba gira alrededor de la cerámica. Los niños recogen la arcilla y la secan en los costales para luego pulverizarla, golpeándola con los palos; los hombres se ocupan de prender el fuego y las mujeres elaboran la masa y le dan formas a los moldes.
Después de treinta días de secado, comienza el proceso de cocción que se lleva a cabo en hornos "cúpula", de origen árabe, cuyo uso fue introducido por los españoles al momento de la conquista.
Después de treinta días de secado, comienza el proceso de cocción que se lleva a cabo en hornos "cúpula", de origen árabe, cuyo uso fue introducido por los españoles al momento de la conquista.
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